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¿Pa' Dónde Vamos como Región?

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Reflexiones de la alianza ciudadana ¿Pa’ Dónde Vamos? frente al reto que impone el desarrollo desde la sinergia entre lo estatal y lo ciudadano: línea gobernanza y gobernabilidad.

MartaArango
Por: Marta Eugenia Arango, coordinadora Alianza ciudadana ¿Pa' Dónde Vamos? 

Si bien es cierto, se está discutiendo el Plan de Desarrollo de la ciudad, no se puede descuidar una mirada con perspectiva metropolitana y el Proyecto de Acuerdo en debate, no la declara explícitamente. Esto es importante porque Medellin es la centralidad metropolitana del Valle de Aburrá, y, como lo ha demostrado la actual contingencia del Covid19, hacer acuerdos intermunicipales para la toma de decisiones con respecto a medidas de movilidad, atención en salud, conectividad virtual, entre otras, ha sido una de las claves para la protección y el cuidado mutuo.

Hoy más que nunca, se requiere generar imaginarios colectivos sobre el territorio y no solo sobre la ciudad, a partir de la promoción de pactos territoriales. ¿Cuál será la institucionalidad pública que debe jalonar Medellín para gestionar de forma efectiva la realidad urbana y rural, y de otros espacios no integrados que se desarrollan en la informalidad? Es importante la continuidad de los diálogos ciudadanos “Pa’ dónde vamos” y las conversaciones que se propiciaron en el proceso de construcción del Plan de Desarrollo.

Igualmente, hacemos un llamado importante sobre el seguimiento y la evaluación de las prácticas de consumo, prácticas solidarias y prácticas del cuidado generadas en el COVID19, para derivar aprendizajes significativos y estructurar proyectos de larga duración basados en prácticas sostenibles.

El grado de conurbación que hay entre los municipios del Valle de Aburrá y la relación de estos, por lo menos con otros valles circundantes: San Nicolás (Oriente); Occidente, Norte y Suroeste, arrojan como resultado una aglomeración social conflictiva que pone trabas a la gobernanza y la gobernabilidad para la gestión territorial, por lo tanto se requiere:

  • Pensar estructuralmente el modelo de ciudad-región y retomar la planeación estratégica como proyecto colectivo.
  • Promover reformas jurídico-normativas: pasar a la figura de la Región Metropolitana, como una red que articule centros medianos y pequeños en un núcleo central. Actualizar planes y leyes que contribuyan a romper barreras para una gestión político-administrativa de tipo colaborativo: trabajar por la implementación de una Ley Orgánica de Planeación Territorial.
  • Crear los Consejos Metropolitanos, mediante la articulación de los Consejos Territoriales de Planeación Local, Participación, Cultura, Paz y Convivencia y establecer la Asamblea Ciudadana Metropolitana.
  • Validar la capacidad de los actores territoriales: no solo para la consulta, sino para la realización de proyectos concretos que toquen el corazón de los problemas comunitarios.
  • Urgente activar el control ciudadano sobre los intereses comerciales y los abusos de entes públicos, específicamente en procesos de expansión urbana e inmobiliaria.
  • Construir acuerdos colectivos sobre la vocación económica de la ciudad- región, con especial participación del sector rural. El estilo de desarrollo tradicional se ha centrado en la ciudad central. Se debe ser más enfático en el desarrollo integral urbano-rural.
  • Fomentar proyectos productivos regionales y una política de seguridad y soberanía alimentaria.
  • Se requiere garantizar educación pertinente y de calidad, para evitar que desde la educación se sigan reproduciendo las desigualdades. La región metropolitana no garantiza trayectos escolares totales, oportunos y plenos. ¿Cómo se garantizará la conectividad virtual para el desarrollo de las nuevas capacidades tecnológicas?
  • Ajustar e implementar la Política Pública de las Organizaciones Sociales de la Sociedad Civil OSC, para garantizar su participación activa como entidades clave para el desarrollo de la ciudad, lo mismo que su funcionamiento, pues se ven sometidas a las vicisitudes de la financiación internacional o de la contratación pública, con requisitos extremos que las excluyen. Especial énfasis deberá hacerse en un Sistema de Información de las OSC, el Banco de Buenas Prácticas y el Centro de Innovación Social. Se deben asignar recursos diferentes a los asignados para las juntas de acción comunal, pues estas ya han sido fortalecidas históricamente por todos los gobiernos, mientras que las OSC se han desconocido y no hay inversión para su fortalecimiento.
  • Iniciar la transición ecológica hacia un futuro de sostenibilidad: economía circular. Integrar lo ambiental urbano con lo ambiental rural y controlar la indiscriminada explotación del territorio, desde la perspectiva del cuidado y el respeto por lo ambiental. Cuestionar patrones de consumo y promover procesos de cultura ambiental. Diálogo y participación ciudadana para enfrentar las afectaciones ambientales y buscar soluciones conjuntas: dar información científica actualizada haciendo uso de instrumentos “pedagógicos”.
  • Implementar un sistema de incentivos ambientales desde la perspectiva de la justicia ambiental: para hogares, industria, empresas, sector público en general y la compensación de territorios proveedores o que asumen las cargas de la contaminación.
  • Visibilizar buenas prácticas y multiplicarlas.

 Seguridad y convivencia

  • Ante un modelo dual de seguridad y convivencia que se ha ido generalizando, se requieren cambios orientados a:
  • Adoptar un enfoque integral que considere la seguridad y la convivencia como asuntos territoriales. Hay territorios segregados socio-espacialmente, es necesario garantizar que el control territorial institucional no esté más en manos de ilegales.
  • Tratar de manera conjunta los problemas de inequidad, seguridad y convivencia e involucrar actores diversos en su análisis y respuestas: estatal, social, político.
  • Repensar la convivencia desde la seguridad humana: no subordinarla al campo de la seguridad como medidas “securitarias” y vincular más a la Policía en los diálogos de ciudad sobre el tema de la seguridad y la convivencia.
  • Promover prevención y promoción de la convivencia con apoyo en organizaciones sociales. La convivencia como acción de convivir con otros toca asuntos vitales de la cultura: ¿Quiénes somos?, ¿Cómo somos? ¿Cómo nos tratamos?...Esto requiere creatividad, ejercicio estético, simbólico…poner la cultura en el centro del problema y de la solución. Defender el valor supremo de la vida.
  • Diseñar una estrategia de comunicaciones para la deliberación pública y la rendición de cuentas, lo mismo que sistemas de información y seguimiento de políticas de convivencia ciudadana.
  • Aplicar la política pública de Seguridad y convivencia que fue construida participativamente y con la academia, especialmente de las ciencias sociales.

 Ante una sociedad fragmentada y no reconciliada

  • Se requiere una agenda clara para la construcción de la paz territorial y para la construcción de una nueva narrativa ciudadana basada en la reconciliación. Adoptar el evento “Por un país reconciliado” organizado por varias organizaciones sociales de la ciudad, aportando a la reflexión colectiva sobre lo que significa construir la paz en contextos urbanos y avanzar en el horizonte de ciudades reconciliadas.
  • Implementar la negociación como la pedagogía privilegiada para la tramitación de los conflictos.
  • Formular política de paz y reconciliación que recoja el conocimiento acumulado de diferentes sectores (educativo. cultural, inter-eclesial, productivo, institucional, organizaciones de la sociedad civil, fuerza pública, entre otros).
  • Prevenir nuevas formas de victimización en la ciudad-región y adoptar medidas urgentes que garanticen la no repetición. Hacer memoria institucional sobre la manera como se han tratado estos temas y sacar conclusiones aplicables aquí y ahora. El rol del Museo de la Memoria es clave para la construcción de nuevas narrativas para la No Repetición a partir de la creación y circulación de contenidos y los procesos de memoria situada. Clave su rol educativo y la comunicación con las víctimas.
  • Con apoyo de organizaciones sociales y culturales. Es la articulación de las organizaciones que trabajan por temas sociales y culturales la que posibilitaría construir una cultura ciudadana basada en la noviolencia, eje conceptual de una visión preventiva de la seguridad y la promoción de la paz territorial.

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